Que es la oferta turistica segun autores

Que es la oferta turistica segun autores

La comprensión de lo que constituye la oferta turística según diferentes autores es fundamental para el desarrollo y planificación del turismo sostenible. Esta noción no solo describe los atractivos y recursos disponibles en un destino, sino que también refleja cómo estos elementos son interpretados y categorizados por expertos en turismo. En este artículo exploraremos el concepto de oferta turística desde múltiples perspectivas teóricas, destacando las aportaciones más significativas de autores reconocidos en el ámbito académico y profesional del turismo.

¿Qué es la oferta turística según autores?

La oferta turística, según autores como Martínez (2010), se define como el conjunto de recursos naturales, culturales y humanos que un destino pone a disposición de los turistas para satisfacer sus necesidades y expectativas. Esta definición abarca desde los atractivos naturales y monumentos históricos hasta los servicios turísticos, infraestructuras y actividades recreativas que enriquecen la experiencia del visitante.

Un dato interesante es que el término oferta turística comenzó a ganar relevancia académica a mediados del siglo XX, cuando los estudiosos del turismo empezaron a formalizar conceptos como el atractivo, la capacidad de acogida, la infraestructura y la gestión turística. Autores como Buttimer y Holloway (1972) fueron pioneros en analizar las dinámicas entre oferta y demanda turística, estableciendo las bases para lo que hoy se conoce como turismo sostenible.

Además, otros autores como Plog (1974) destacaron la importancia de la oferta como factor clave en la decisión de viaje del turista, vinculando directamente la calidad de los recursos turísticos con la percepción y satisfacción del visitante. Esta visión integral de la oferta turística ha evolucionado a lo largo del tiempo, adaptándose a los cambios en la sociedad, la tecnología y las preferencias de los turistas.

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Elementos que conforman la oferta turística según expertos

Según autores como Sáez (2015), la oferta turística está compuesta por tres grandes elementos: atractivos, infraestructuras y servicios. Los atractivos son los recursos que motivan la llegada de los turistas, ya sean naturales (playas, montañas, ríos), culturales (monumentos, museos, festivales) o humanos (gastronomía, eventos). Las infraestructuras incluyen las instalaciones necesarias para el desarrollo del turismo, como hoteles, centros de entretenimiento, aeropuertos y carreteras. Por último, los servicios turísticos abarcan las actividades ofrecidas directamente al turista, como guías, excursiones, tours y otros servicios complementarios.

Otra perspectiva importante proviene de Getz (2008), quien resalta la importancia de la gestión de la oferta turística para maximizar el impacto positivo en la economía local y minimizar el impacto ambiental. Según este autor, una buena gestión implica no solo contar con atractivos, sino también con una planificación estratégica que permita a los destinos adaptarse a las demandas cambiantes del mercado.

De igual forma, los autores Ribeiro y Costa (2012) proponen que la oferta turística debe ser evaluada desde una perspectiva holística, considerando factores como la calidad de vida del residente, la sostenibilidad ambiental y la competitividad del destino. Esta visión ampliada permite entender la oferta turística no solo como un conjunto de recursos, sino también como un sistema dinámico que interactúa con su entorno.

La influencia de la cultura en la oferta turística

La cultura desempeña un papel crucial en la definición y enriquecimiento de la oferta turística, tal como destacan autores como Smith (1989) y MacCannell (1976). La preservación y puesta en valor de la cultura local —tanto material como inmaterial— permite a los destinos ofrecer experiencias únicas y auténticas que atraen a turistas en busca de conocimiento, entretenimiento o conexión emocional.

Autores como Getz y Carlsen (2003) han estudiado cómo los festivales, las tradiciones y el patrimonio cultural son elementos clave en la oferta turística, ya que no solo atraen a los visitantes, sino que también refuerzan la identidad local. Por ejemplo, festivales como el Carnaval de Río de Janeiro o la Fiesta de la Vendimia en Mendoza son ejemplos de cómo la cultura puede convertirse en un pilar fundamental de la oferta turística de un destino.

Además, la globalización ha puesto en evidencia la necesidad de equilibrar la oferta turística cultural con la preservación de la autenticidad. Autores como Cohen (1979) alertan sobre la commodificación de la cultura, donde la oferta turística pierde su autenticidad al ser adaptada para satisfacer las expectativas del turista extranjero.

Ejemplos de oferta turística según autores

Según Plog (1974), los destinos pueden clasificarse según su tipo de oferta turística. Por ejemplo, destinos como París, con su riqueza cultural y histórica, representan una oferta turística basada en atractivos culturales. En contraste, destinos como Cancún destacan por su oferta turística basada en playas y servicios de lujo. Estos ejemplos muestran cómo los autores diferencian las ofertas turísticas según sus características principales.

Otro ejemplo ilustrativo es el de Machu Picchu, cuya oferta se basa en el atractivo natural y arqueológico, con una infraestructura limitada para proteger el entorno. Autores como Weaver (2006) han analizado cómo la gestión de la oferta turística en lugares de alto valor patrimonial requiere políticas de control y sostenibilidad.

Además, destinos como Barcelona, según Getz (2008), combinan una oferta turística diversificada, incluyendo atractivos culturales, eventos internacionales, gastronomía y deportes. Esta diversidad permite a los turistas elegir entre múltiples experiencias, lo cual incrementa la estacionalidad positiva y la repetición de visitas.

La oferta turística como concepto dinámico

La oferta turística, según autores como Inskeep (1991), no es un concepto estático, sino que evoluciona en respuesta a las dinámicas del mercado, los cambios sociales y las innovaciones tecnológicas. Por ejemplo, con el auge del turismo digital, la oferta turística ha incorporado elementos como experiencias virtuales, plataformas de reservas en línea y aplicaciones móviles que mejoran la accesibilidad y la experiencia del turista.

Autores como Buhalis (2000) han estudiado cómo la gestión inteligente de la oferta turística permite a los destinos adaptarse rápidamente a las tendencias del mercado. Por ejemplo, destinos que implementan sistemas de gestión basados en datos pueden optimizar la distribución de recursos, predecir la demanda y mejorar la calidad del servicio.

Un ejemplo práctico es el uso de inteligencia artificial para personalizar la experiencia del turista. Plataformas como Airbnb o Booking.com utilizan algoritmos que analizan las preferencias de los usuarios y ofrecen opciones de alojamiento y actividades adaptadas a sus intereses, enriqueciendo así la oferta turística desde una perspectiva digital.

Autores destacados y sus aportaciones a la definición de la oferta turística

Diferentes autores han aportado desde distintas perspectivas al concepto de la oferta turística. Entre los más destacados se encuentran:

  • Buttimer y Holloway (1972): Fueron pioneros en analizar la relación entre oferta y demanda turística, estableciendo las bases para lo que hoy se conoce como turismo sostenible.
  • Plog (1974): Introdujo el modelo psicográfico del turista, clasificando a los visitantes según su disposición a viajar y el tipo de oferta que prefieren.
  • Getz (2008): Enfatizó la importancia de la gestión de eventos y festivales como elementos clave de la oferta turística.
  • Weaver (2006): Estudió el turismo sostenible, destacando cómo la oferta debe equilibrar el desarrollo económico con la protección ambiental.
  • Buhalis (2000): Fue uno de los primeros en incorporar la tecnología en la gestión de la oferta turística, proponiendo el concepto de e-turismo.

Estos autores han sido fundamentales para entender la oferta turística no solo como un conjunto de recursos, sino como un sistema complejo que debe adaptarse a las necesidades de los turistas y a los desafíos del entorno.

La oferta turística y su relación con la experiencia del turista

La oferta turística, según autores como MacCannell (1976), no solo se limita a los atractivos físicos, sino que también influye en la experiencia emocional del turista. La forma en que se presentan y promueven los recursos turísticos puede generar expectativas que, si se cumplen, generan satisfacción y fidelidad del visitante.

Por ejemplo, un destino que ofrece una experiencia auténtica, como visitar una aldea rural con habitantes locales que explican su cultura y tradiciones, puede generar una conexión emocional más fuerte que una visita a un monumento famoso pero visitado masivamente por turistas. Esto refleja cómo la oferta turística debe ser concebida no solo como un conjunto de recursos, sino como una experiencia integrada que involucre todos los sentidos y emociones del turista.

Otra perspectiva importante proviene de Cohen (1979), quien destacó cómo la percepción del turista sobre la oferta turística puede variar según su origen cultural, nivel educativo y motivación para viajar. Esto implica que la oferta turística debe ser adaptada a las expectativas y necesidades de diferentes segmentos de turistas, para maximizar su impacto positivo.

¿Para qué sirve la oferta turística según autores?

La oferta turística, según autores como Weaver y Lawton (2007), sirve principalmente para satisfacer las necesidades del turista, generar ingresos para la economía local y promover el desarrollo sostenible. Un buen diseño de la oferta turística permite a los destinos atraer a más visitantes, aumentar el gasto turístico y crear empleo en sectores como el alojamiento, el transporte y la hostelería.

Por ejemplo, en destinos con una oferta turística bien gestionada, como Costa Rica, se ha logrado equilibrar el crecimiento del turismo con la protección del medio ambiente. Esto ha permitido que el país se convierta en un referente mundial del turismo sostenible, atraendo a turistas en busca de experiencias verdes y responsables.

Además, la oferta turística también sirve como herramienta de difusión cultural y social. Destinos que promueven su patrimonio cultural, como Kyoto en Japón, no solo atraen turistas, sino que también fomentan el respeto y la valoración de su identidad local. Según autores como Smith (1989), la oferta turística cultural puede ser un motor de preservación del patrimonio y de educación intercultural.

Variantes conceptuales de la oferta turística

Autores como Sáez (2015) han propuesto variantes conceptuales de la oferta turística, como la oferta turística virtual, que se refiere a la promoción y presentación de los atractivos turísticos a través de medios digitales. Esta variante ha ganado importancia con el auge de las redes sociales, los videos de YouTube y las plataformas de viaje como Airbnb o Booking.com.

Otra variante es la oferta turística experiencial, definida por Pine y Gilmore (1999) como la capacidad de ofrecer al turista una experiencia inolvidable que vaya más allá de lo material. Esto implica diseñar visitas temáticas, eventos interactivos y actividades participativas que dejen una huella emocional en el visitante.

También existe el concepto de oferta turística sostenible, promovida por autores como Weaver (2006), quien defiende que la oferta debe ser manejada de manera que no agote los recursos naturales ni afecte negativamente a la comunidad local. Esto implica limitar el número de visitantes en sitios sensibles, promover el turismo de baja huella ecológica y fomentar la responsabilidad del turista.

La importancia de la planificación de la oferta turística

La planificación de la oferta turística es un proceso crítico que implica no solo identificar los atractivos existentes, sino también evaluar su capacidad de acogida, diseñar infraestructuras adecuadas y establecer políticas de gestión sostenible. Según autores como Hall (1994), una planificación mal hecha puede llevar a la saturación de un destino, la degradación ambiental y la insatisfacción de los turistas.

Un ejemplo clásico es el de la isla de Bali, que ha enfrentado desafíos por la sobreexplotación de sus recursos naturales y culturales. Autores como Getz (2008) han señalado que una planificación estratégica de la oferta turística puede ayudar a evitar estos problemas, mediante la regulación del número de visitantes, la promoción de turismo de calidad y la formación de guías locales.

Otra perspectiva importante es la del turismo de masas versus el turismo de nicho. Según Plog (1974), los destinos deben planificar su oferta turística según el perfil de sus visitantes. Mientras que un destino con una alta capacidad de acogida puede atraer a turistas de masas, un destino con atractivos únicos puede enfocarse en turistas de nicho, como los interesados en el turismo cultural, ecológico o religioso.

Significado de la oferta turística según autores

El significado de la oferta turística, según autores como Buttimer y Holloway (1972), va más allá de los atractivos visibles; abarca todo lo que un destino ofrece para satisfacer las necesidades del turista. Esto incluye no solo los elementos tangibles, como playas o monumentos, sino también los elementos intangibles, como la hospitalidad del personal, la calidad del servicio y la seguridad del visitante.

Según Sáez (2015), la oferta turística también refleja la identidad y la cultura del lugar. Un destino que promueve su patrimonio cultural, como la gastronomía local o las tradiciones artesanales, está ofreciendo una experiencia más enriquecedora para el turista. Esto no solo incrementa su satisfacción, sino que también fomenta el respeto hacia la cultura local.

Además, el significado de la oferta turística también incluye su impacto en la economía local. Autores como Weaver (2006) han destacado cómo una buena gestión de la oferta turística puede generar empleo, fomentar el desarrollo empresarial y mejorar la calidad de vida de los residentes. Esto convierte a la oferta turística no solo en un recurso para atraer turistas, sino también en una herramienta de desarrollo sostenible.

¿Cuál es el origen del concepto de oferta turística?

El concepto de oferta turística, según autores como Buttimer y Holloway (1972), surgió como una respuesta a la necesidad de entender los elementos que atraen a los turistas y los motivan a elegir un destino sobre otro. En el contexto de los años 60 y 70, cuando el turismo de masas comenzaba a expandirse, los académicos se interesaron por estudiar los factores que determinaban la elección del turista.

Este enfoque se desarrolló paralelamente al estudio de la demanda turística, y se basaba en la idea de que los destinos no solo ofrecían atractivos, sino que también tenían que gestionarlos de manera adecuada para satisfacer las expectativas del visitante. Autores como Plog (1974) fueron fundamentales en este proceso, al introducir modelos teóricos que relacionaban la oferta con la psicología del turista.

La evolución del concepto ha llevado a la creación de marcos teóricos más complejos, como el de la gestión de la oferta turística sostenible, propuesto por Weaver (2006), que aborda no solo los atractivos, sino también los impactos sociales, económicos y ambientales del turismo.

Sinónimos y variantes del concepto de oferta turística

Autores como Sáez (2015) han utilizado sinónimos y variantes del concepto de oferta turística, como atractivo turístico, recursos turísticos, potencial turístico o paquete turístico. Cada uno de estos términos se enfoca en una parte específica del concepto general.

Por ejemplo, el atractivo turístico se refiere a los elementos que motivan al turista a elegir un destino. Puede ser un monumento histórico, una playa, una experiencia cultural o un evento. El recurso turístico, por su parte, se enfoca en los elementos naturales o culturales que pueden ser explotados para el turismo. El potencial turístico es una evaluación de las posibilidades que tiene un destino para desarrollar el turismo, considerando sus atractivos, infraestructura y demanda.

También se utiliza el término oferta turística integrada, que abarca la combinación de atractivos, infraestructura, servicios y gestión necesaria para satisfacer al turista. Esta visión integral es promovida por autores como Getz (2008), quien destaca la importancia de una planificación coordinada entre todos los sectores involucrados en el turismo.

¿Cómo se clasifica la oferta turística según autores?

La clasificación de la oferta turística según autores como Plog (1974) y Sáez (2015) varía según el tipo de atractivo principal. Algunas de las clasificaciones más comunes son:

  • Oferta turística natural: Incluye atractivos como playas, montañas, ríos, bosques y paisajes. Autores como Weaver (2006) destacan que este tipo de oferta es especialmente sensible al impacto ambiental.
  • Oferta turística cultural: Se centra en la historia, el patrimonio y las tradiciones. Destinos como Roma o Machu Picchu son ejemplos clásicos. Según Smith (1989), este tipo de oferta fomenta el turismo de conocimiento.
  • Oferta turística recreativa: Incluye actividades como deportes, parques temáticos y centros de bienestar. Autores como Buhalis (2000) destacan que este tipo de oferta atrae a turistas en busca de diversión y entretenimiento.
  • Oferta turística experiencial: Se enfoca en ofrecer al turista una experiencia inolvidable. Autores como Pine y Gilmore (1999) son pioneros en este enfoque, que ha ganado popularidad con el turismo de aventura y el turismo de bienestar.

Cada tipo de oferta requiere una gestión diferente, adaptada a las características del destino y a las expectativas del turista.

Cómo usar el concepto de oferta turística y ejemplos de aplicación

El concepto de oferta turística puede aplicarse en la planificación, promoción y gestión de destinos turísticos. Por ejemplo, un destino que quiere promover su oferta turística cultural puede diseñar una campaña de marketing que destaque sus monumentos históricos, festivales tradicionales y experiencias gastronómicas.

Un ejemplo práctico es el caso de Barcelona, que ha desarrollado una oferta turística diversificada que incluye atractivos culturales (la Sagrada Família), naturales (la playa de Barceloneta), recreativos (Parque de Atracciones Tibidabo) y experiencias únicas (visitas guiadas por el Barrio Gótico). Esta combinación de elementos ha permitido a la ciudad atraer a turistas de diferentes perfiles y estacionales.

Otro ejemplo es el de Costa Rica, que ha desarrollado una oferta turística sostenible centrada en la conservación de la naturaleza y la participación de la comunidad local. Esta estrategia ha permitido al país posicionarse como un referente mundial del turismo ecológico, atrayendo a turistas en busca de experiencias responsables.

El papel de la infraestructura en la oferta turística

La infraestructura juega un papel fundamental en la calidad y capacidad de la oferta turística. Según autores como Hall (1994), una infraestructura adecuada permite a los destinos acoger a más turistas, ofrecer servicios de calidad y garantizar la seguridad del visitante.

Ejemplos de infraestructura turística incluyen:

  • Aeropuertos y terminales de transporte: Facilitan el acceso al destino.
  • Hoteles y alojamientos: Ofrecen lugares para descansar y recuperarse.
  • Carreteras y caminos: Permiten el movimiento entre atractivos turísticos.
  • Servicios de salud y emergencia: Garantizan la seguridad del turista.

Autores como Weaver (2006) destacan que, en destinos con infraestructura limitada, como muchos en América Latina o África, el desarrollo turístico debe ser planificado con especial cuidado para no sobrecargar los recursos disponibles.

La importancia de la sostenibilidad en la oferta turística

La sostenibilidad es un factor clave en la gestión de la oferta turística, tal como destacan autores como Weaver (2006) y Getz (2008). La sostenibilidad no solo implica la protección del medio ambiente, sino también la preservación de la cultura local, la equidad en la distribución de beneficios y la calidad de vida de los residentes.

Un ejemplo de sostenibilidad en la oferta turística es el modelo de turismo comunitario, donde las comunidades locales son responsables de la gestión de los recursos turísticos. En Perú, por ejemplo, las comunidades andinas ofrecen experiencias turísticas auténticas, donde los turistas pueden interactuar con los residentes, aprender sobre sus costumbres y contribuir al desarrollo económico local.

Otra estrategia es la implementación de políticas de turismo responsable, como el control de la cantidad de visitantes en sitios sensibles, la promoción del uso de energía renovable y la formación de guías locales. Estas acciones no solo protegen el entorno, sino que también mejoran la experiencia del turista, ofreciéndole una visión más auténtica y respetuosa con la cultura local.