En el ámbito del lenguaje y la gramática, entender la diferencia entre formas pasivas y activas es fundamental para una comunicación clara y efectiva. Las frases activas y pasivas son dos modos de construir oraciones que cambian el énfasis según lo que se quiera destacar. A continuación, exploraremos en profundidad qué significan estos términos, cómo se utilizan y cuándo es más adecuado emplear uno u otro.
¿Qué significa que algo sea pasivo o activo?
En gramática, una oración activa es aquella en la que el sujeto realiza la acción del verbo. Por ejemplo: El perro corre por el parque. En este caso, el sujeto (el perro) es quien ejecuta la acción (corre). Por otro lado, una oracción pasiva es aquella en la que el sujeto recibe la acción. Un ejemplo sería: El perro fue corregido por el entrenador. Aquí, el sujeto (el perro) es quien recibe la acción (corregido), y el que la ejecuta es el entrenador.
La construcción pasiva se forma típicamente con el verbo ser seguido del participio del verbo principal. Por ejemplo: La carta fue escrita por María. Esta estructura es común en textos formales o científicos, donde interesa resaltar el objeto de la acción más que el agente que la realiza.
Además del uso en oraciones, los términos activo y pasivo también se aplican en otros contextos. Por ejemplo, en economía se habla de inversiones activas y pasivas, o en la vida cotidiana se puede referir a una persona activa o pasiva en un entorno laboral o social. La diferencia fundamental siempre radica en quién o qué está realizando la acción.
El uso de las formas activas y pasivas en la escritura formal
La elección entre la voz activa y la voz pasiva puede afectar significativamente el estilo y el tono de un texto. En textos académicos, científicos o periodísticos, es común encontrar oraciones en voz pasiva para dar un aire más objetivo y neutral. Por ejemplo: El experimento fue realizado en condiciones controladas. Esto permite centrarse en el experimento y no en quién lo realizó.
Sin embargo, en la escritura creativa o en textos más dinámicos, como en la narrativa literaria o en artículos de opinión, la voz activa suele ser preferida. Las oraciones activas son más directas y aportan dinamismo al texto. Por ejemplo: El científico realizó el experimento en condiciones controladas. Esta estructura es más clara y natural en la mayoría de los contextos cotidianos.
El uso de la voz pasiva también puede ser útil para evitar mencionar al agente de la acción cuando no se conoce o no es relevante. Esto es frecuente en anuncios legales, notificaciones oficiales o en textos donde se busca mantener un tono impersonal. En cambio, la voz activa destaca la responsabilidad o el protagonismo de quien ejecuta la acción, lo cual puede ser útil en discursos motivacionales o en contextos donde se valora la claridad y la responsabilidad.
Diferencias sutiles entre pasivo y activo en otros contextos
Además de la gramática, los términos activo y pasivo también se usan en otros campos como la psicología, la economía y la tecnología. Por ejemplo, en psicología, se habla de una persona con una personalidad activa, que toma la iniciativa, frente a una persona pasiva, que espera que otros le marquen la dirección. En economía, una inversión activa implica tomar decisiones constantes para maximizar ganancias, mientras que una inversión pasiva busca rendimientos estables sin intervención constante.
Estos contextos amplían el significado de los términos, pero mantienen la idea central de acción vs. inacción o responsabilidad vs. recepción. Comprender estos matices ayuda a usar correctamente los términos en diferentes contextos, evitando confusiones o malentendidos.
Ejemplos claros de uso de voz activa y pasiva
Para ilustrar mejor la diferencia entre voz activa y pasiva, aquí tienes algunos ejemplos claros:
Voz activa:
- El chef preparó la cena.
- Los estudiantes resolvieron el examen.
- El equipo terminó el proyecto a tiempo.
Voz pasiva:
- La cena fue preparada por el chef.
- El examen fue resuelto por los estudiantes.
- El proyecto fue terminado a tiempo por el equipo.
En cada caso, la voz pasiva se construye con el verbo ser seguido del participio del verbo principal, y se añade el complemento introducido por por para indicar quién realizó la acción. Esta estructura permite enfocar la atención en lo que se realizó, en lugar de en quién lo hizo.
El concepto de acción y recepción
El concepto de acción y recepción es fundamental para entender el contraste entre lo activo y lo pasivo. En la vida cotidiana, muchas de nuestras decisiones y acciones reflejan si somos más activos o pasivos. Por ejemplo, una persona activa toma decisiones por sí misma, actúa con iniciativa y asume responsabilidad. En cambio, una persona pasiva tiende a esperar que otros le indiquen qué hacer o a dejar que las circunstancias la guíen.
Este contraste también se refleja en contextos laborales. Un empleado activo busca soluciones, propone ideas y se involucra en los proyectos. Un empleado pasivo, por el contrario, espera instrucciones, no se compromete y no busca innovar. En ambos casos, el nivel de participación y la forma de relacionarse con la acción son claves para definir si se está en un estado activo o pasivo.
Recopilación de ejemplos en distintos contextos
Aquí tienes una recopilación de ejemplos de uso de la voz activa y pasiva en distintos contextos:
En la narrativa:
- Activa: El ladrón robó la joya.
- Pasiva: La joya fue robada por el ladrón.
En la ciencia:
- Activa: Los científicos descubrieron el nuevo mineral.
- Pasiva: El nuevo mineral fue descubierto por los científicos.
En el periodismo:
- Activa: El gobierno anunció nuevas medidas económicas.
- Pasiva: Nuevas medidas económicas fueron anunciadas por el gobierno.
En la tecnología:
- Activa: Los ingenieros diseñaron el nuevo software.
- Pasiva: El nuevo software fue diseñado por los ingenieros.
Estos ejemplos muestran cómo, según el contexto, se puede elegir entre una u otra voz para adaptar el mensaje al público objetivo o al estilo del texto.
El impacto de usar una u otra voz
El uso de la voz activa o pasiva no solo afecta la claridad del mensaje, sino también su percepción por parte del lector. Las oraciones en voz activa son generalmente más directas, dinámicas y fáciles de entender. Por ejemplo, decir El jefe dio la orden es más claro que La orden fue dada por el jefe.
Por otro lado, la voz pasiva puede ser útil para mantener un tono impersonal o para evitar mencionar a una persona o entidad. Esto es común en textos oficiales o en situaciones donde no se conoce al sujeto que realizó la acción. Sin embargo, su uso excesivo puede dificultar la comprensión y hacer el texto más pesado.
En resumen, la elección entre la voz activa y pasiva depende del propósito del texto, del tono que se desee transmitir y del nivel de claridad que se pretenda lograr.
¿Para qué sirve usar la voz activa o pasiva?
El uso de la voz activa o pasiva sirve para adaptar el mensaje a las necesidades del lector o del contexto. Por ejemplo, en un documento legal o científico, se suele usar la voz pasiva para mantener un tono formal y objetivo. En cambio, en un artículo de opinión o en una entrevista, la voz activa permite una comunicación más directa y personal.
Además, la voz activa ayuda a clarificar quién está realizando la acción, lo cual puede ser crucial en textos informativos o instructivos. La voz pasiva, por su parte, es útil cuando se quiere destacar el objeto de la acción o cuando el sujeto no es relevante.
En resumen, el uso de estas voces no es arbitrario; se elige según el propósito comunicativo y el estilo deseado.
Uso de sinónimos de activo y pasivo
En lugar de usar directamente los términos activo y pasivo, se pueden emplear sinónimos o expresiones alternativas para enriquecer el lenguaje. Algunos ejemplos son:
- Activo:
- Dinámico
- Proactivo
- Iniciador
- Responsable
- Pasivo:
- Receptivo
- Receptor
- Receptivo
- No participativo
Estos sinónimos pueden usarse según el contexto para evitar repeticiones o para darle más variedad al discurso. Por ejemplo, en lugar de decir La acción fue pasiva, se podría decir La acción fue receptiva o La participación fue mínima.
El rol de la acción y la recepción en la comunicación
En la comunicación, el concepto de acción y recepción es fundamental. En un mensaje, hay un emisor que transmite la información y un receptor que la recibe. Este proceso puede compararse con la estructura de una oración en voz activa o pasiva.
En la voz activa, el emisor (el sujeto) está realizando la acción, mientras que en la voz pasiva, el receptor (el sujeto) está recibiendo la acción. Por ejemplo, en una conversación, si alguien dice Yo te amo, el sujeto es el que realiza la acción. En cambio, si alguien dice Eres amado por mí, el sujeto es quien recibe la acción.
Este concepto es esencial en la teoría de la comunicación, ya que nos ayuda a entender cómo se construyen los mensajes y cómo se perciben por parte del destinatario.
El significado de activo y pasivo en gramática
En gramática, los términos activo y pasivo se refieren a dos modos de construcción de oraciones que indican quién realiza o quién recibe la acción. La voz activa se caracteriza por tener un sujeto que ejecuta la acción, mientras que la voz pasiva presenta un sujeto que recibe la acción, y el sujeto que la realiza se introduce con la preposición por.
Por ejemplo:
- Activo: El perro mordió al niño.
- Pasivo: El niño fue mordido por el perro.
El uso de estas voces depende del enfoque que se quiera dar al mensaje. La voz activa es más directa y clara, mientras que la pasiva puede ser útil para destacar el objeto de la acción o para mantener un tono formal.
¿De dónde provienen los términos activo y pasivo?
Los términos activo y pasivo tienen su origen en el latín: *activus* y *passivus*. El primero se refiere a algo que actúa o produce movimiento, mientras que el segundo alude a algo que recibe o sufre una acción. Estos conceptos se desarrollaron en la gramática latina y posteriormente se incorporaron al estudio de otras lenguas romances, como el español.
El uso de la voz pasiva en la gramática moderna se remonta a los estudios de filólogos medievales y renacentistas que analizaban la estructura de las oraciones. Con el tiempo, se estableció una distinción clara entre las frases activas y pasivas, lo que permitió a los escritores y académicos desarrollar textos más precisos y formales.
Uso de términos alternativos para activo y pasivo
Además de los términos activo y pasivo, existen otras formas de referirse a estos conceptos según el contexto. Por ejemplo, en la gramática, se habla de voz activa y voz pasiva, pero también se pueden usar expresiones como estructura activa o estructura pasiva. En contextos no gramaticales, como en psicología o economía, se pueden usar términos como acción directa o acción receptiva.
El uso de estas alternativas permite una mayor variedad en la redacción y ayuda a evitar la repetición innecesaria de los mismos términos. Además, facilita la comprensión en textos técnicos o académicos, donde el lenguaje precisa y variado es fundamental.
¿Cómo se forman las frases pasivas?
Para formar una oración en voz pasiva, se sigue una estructura específica que incluye el verbo ser, el participio del verbo principal y el complemento introducido por la preposición por. Por ejemplo:
- Activo: El niño escribió la carta.
- Pasivo: La carta fue escrita por el niño.
Este proceso se aplica a cualquier verbo, aunque existen algunas excepciones. Por ejemplo, en el caso de verbos pronominales, como lavarse, la construcción pasiva puede variar o no ser posible.
Además, es importante tener en cuenta que no todos los verbos admiten forma pasiva. Los verbos intransitivos, como caminar o correr, no pueden formar oraciones pasivas, ya que no tienen un objeto directo al que aplicar la acción.
Cómo usar la voz pasiva y ejemplos de uso
El uso de la voz pasiva es adecuado en contextos donde se quiere destacar el objeto de la acción o cuando el sujeto no es relevante. Por ejemplo, en un anuncio oficial se podría escribir: Las normas fueron actualizadas el pasado mes, en lugar de El gobierno actualizó las normas el pasado mes. Esto permite centrar la atención en las normas, no en quién las actualizó.
Otro ejemplo podría ser en un informe técnico: El experimento fue diseñado para probar la hipótesis. En este caso, lo importante es el experimento y su propósito, no quién lo diseñó.
Aunque la voz pasiva es útil, su uso excesivo puede dificultar la comprensión y hacer el texto menos dinámico. Por eso, se recomienda usarla con moderación y preferir la voz activa cuando sea posible.
Errores comunes al usar la voz pasiva
Uno de los errores más comunes al formar oraciones en voz pasiva es no incluir el complemento introducido por por. Por ejemplo, decir La carta fue escrita, sin mencionar quién la escribió, puede dejar al lector con dudas. Aunque a veces se omite el complemento intencionalmente, en otros casos es necesario para aclarar quién realizó la acción.
Otro error frecuente es usar la voz pasiva cuando la voz activa sería más clara y directa. Por ejemplo, en lugar de decir El informe fue presentado por el director, se podría decir simplemente El director presentó el informe, lo cual es más natural y directo.
También es común confundir el uso de la voz pasiva con el uso de verbos impersonales. Por ejemplo, Se dice que… no es una voz pasiva, sino una construcción impersonal que no requiere un sujeto explícito.
Consideraciones finales sobre el uso de activo y pasivo
En conclusión, el uso de la voz activa y pasiva es una herramienta fundamental en la comunicación efectiva. Comprender la diferencia entre ambas y saber cuándo usar cada una permite construir textos más claros, precisos y adaptables al contexto. La voz activa destaca el sujeto que realiza la acción, mientras que la pasiva pone el énfasis en el objeto que la recibe.
El uso correcto de estos conceptos no solo mejora la gramática, sino también la expresión y la claridad del mensaje. Sea en la vida cotidiana, en la escritura académica o en contextos profesionales, dominar el uso de la voz activa y pasiva es una habilidad valiosa que potencia la comunicación y la comprensión entre los interlocutores.
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